Terroir en el vino: 3 claves para entenderlo

El mundo del vino es rico y complejo, en torno a él convergen una serie de factores, prácticas, técnicas y perspectivas. Entre ellos, el concepto de terroir, que en principio se relaciona con las características del suelo donde crecieron las uvas, el clima, las propiedades mismas del vino. Por qué el vino tiene tal o cual sabor, por qué varía tanto dependiendo de la región del mundo en que se produce, son preguntas que se vinculan con este concepto, que en realidad es algo más amplio y abarca muchos temas. 

En el presente artículo nos centraremos en el terroir, particularmente en ciertas claves que pueden darnos luces para comprender este concepto fundamental en la viticultura.  

Definiciones de terroir 

La palabra terroir es un término francés que en español puede traducirse como terruño y que tiene su raíz en la palabra latina terra, tierra. En general, en una primera aproximación, se refiere a las características de la tierra en que se cultiva la vid, pero en rigor abarca otros elementos, como decíamos anteriormente.

Según el Organismo Internacional de la Vid y el Vino (OIV), “el terroir vitivinícola es un concepto que se refiere a un espacio sobre el cual se desarrolla un saber colectivo, las interacciones entre un medio físico y biológico identificable y las prácticas vitivinícolas aplicadas, que confieren unas características distintivas a los productos originarios de este espacio”. 

La definición anterior puede resultar un tanto compleja, pero en definitiva el terroir abarca las características específicas del suelo, la topografía, el clima, la altitud, el paisaje y la biodiversidad (flora y fauna) en torno al cultivo de la vid y su tratamiento para la producción de vinos. En otras palabras, remite a la combinación de factores naturales que determinan características particulares de un vino. 

A continuación, expondremos 3 claves para entender con mayor precisión y matices de qué se trata el terroir.

Algo más que solo el lugar en que se cultiva la vid

Como veíamos recién, la Organización Internacional de la Vid y el Vino afirma que el terroir se trata de “un espacio sobre el que se desarrolla un saber colectivo”, por lo tanto, es fundamental la actividad del hombre entendida como el conjunto de prácticas que constituyen una particular cultura y tradición en torno a un quehacer particular, en este caso el tratamiento de las viñas y la elaboración de los vinos, ya sea a través de un conocimiento empírico o académico. No se trata entonces únicamente del lugar en que están asentadas las viñas, sino también de la acción concreta de las personas involucradas, su contexto, historia y un conocimiento que ha sido desarrollado y perfeccionado durante el transcurso del tiempo por los productores de cada región.

Más allá del clima y el suelo

Desde luego, el tipo de clima y de suelo son determinantes en una producción vitivinícola, de modo que es necesario identificarlos, investigarlos y describirlos en función de un punto geográfico específico, pero la configuración de un terroir no se agota con la consideración de estos factores. Existen otras condiciones naturales que no se vinculan directamente con el viñedo y su entorno que pueden incidir de manera importante. Por ejemplo, se ha comprobado que plantaciones aledañas de ciertos tipos de árboles o hierbas aromáticas, así como la cercanía del mar, pueden influir en las características del vino.

El terroir expresado en el vino

A pesar de que la siguiente afirmación está fundada sobre una percepción subjetiva, hay un amplio acuerdo acerca que la valoración del terroir se manifiesta de forma observable en el producto final, es decir en un vino que sea capaz de transmitir los elementos propios de su entorno, de la tradición vitivinícola en que se inscribe, la influencia plantaciones aledañas y demás factores que hemos referido. Muchas veces estas consideraciones pueden resultar demasiado sutiles o técnicas, de modo que no cualquiera puede reconocerlas, pero lo cierto es que un vino que logra transmitir un terroir específico puede sin dudas considerarse un gran vino. Tal es el caso de los ejemplares producidos en Matetic Vineyards, que definitivamente nos transportan al Valle del Rosario, ubicado en el valle costero de  San Antonio, que cuenta con las condiciones ideales para cultivar variedades como Syrah, Pinot Noir, Chardonnay y Sauvignon Blanc.